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ALTA RUTA ‘PEÑA GUARA 2010’ PANTICOSA-SOQUES.

Jorge Arazo nos envia su crónica del pasado puente de S.Jorge


Muchos pequeños detalles.

Los días 23, 24 y 25 de abril se desarrolló la Alta Ruta 2010 organizada por la sección de esquí de montaña del Club Peña Guara de Huesca. Un grupo de 29 esquiadores de este club aprovechamos este puente de San Jorge para disfrutar de tres días de intensa actividad por algunas de las mejores laderas del Pirineo. La ruta se inició en el Balneario de Panticosa. Y después de atravesar un rosario de valles y collados, pasando por las cimas de Cambales y Frondiellas y por los refugios de de Wallon y Respomuso concluyó junto al Barranco de Soques en la carretera de la vertiente francesa del puerto de Portalet, acumulando algo más de 4000 metros de desnivel de subida.

A las ocho de la mañana del viernes 23 de abril nos poníamos a andar en el Balneario de Panticosa. Pero antes, lo primero fue conseguir una plaza. Las treinta disponibles –un número mayor ya no es viable ni seguro para este tipo de actividades– quedaron cubiertas en apenas dos horas. Y también había que elegir y preparar el material. Hay que ajustar al máximo el peso sin dejarse nada imprescindible. Como la meteo pronosticaba, con acierto, que un primer día lluvioso pero no frío daría paso a dos días de sol intenso, todavía estábamos a tiempo de dejar algo de peso en el coche.
La comprobación de los ARVAs da la salida oficial a la travesía. Este aparato electrónico es muy útil en caso de avalancha y, junto con la pala y la sonda, son imprescindibles para la seguridad del grupo.
El cielo nublado ha impedido que helara por la noche, así que, después de cargar un rato con los esquís, cuando llegamos a la nieve está no esté en buenas condiciones. Hasta que no estamos muy arriba por el valle de Brazato no podemos avanzar con algo de comodidad. La llegada al Collado de Brazato, 800 m por encima del Balneario, nos obliga a quitar las pieles de foca. Son estas, adheridas a la suelas de los esquís, las que nos permiten ascender deslizando por la nieve. Pero si se mojan demasiado pueden no pegarse bien a los esquís o hacer que la nieve se pegue a ellas, formando molestos ‘zuecos’. Ambos casos desesperan al esquiador más templado.
Ni la nieve ni el tiempo iban a mejorar. La bajada hacía la cabecera del valle del Ara no nos deparó grandes emociones. Tras volver a poner las focas tuvimos que ponernos también los chubasqueros. En este oficio no nos importa que nieve, pero la lluvia nos irrita bastante.
En el Collado de Arratille echamos un bocado entre la niebla. El siguiente descenso por el valle de Arratille nos deja sin nieve a diez minutos del Refugio Wallon, tiempo suficiente para llegar bien mojados tras otro chaparrón. Una vez en el refugio comienza un habitual y agradable ritual: poner todo a secar, montando un puesto de mercadillo alrededor de las estufas, hidratarse a base de cerveza, buscar asiento en el comedor y charlar muy tranquilamente mientras ojeamos viejas revistas de montaña. Como única obligación: esperar a la hora de la cena.
Hacia las nueve solo queda, antes de meternos en los sacos, comprobar que las focas estarán secas para mañana. Con estos horarios cuesta poco esfuerzo tener todo preparado a las seis, hora del desayuno.
El cielo totalmente despejado nos anuncia una jornada de calor, pero el rehielo nocturno nos permitirá disfrutar de buena nieve durante unas horas.
Por el valle de Cambales, después de mal andar buscando la nieve por el bosque, enlazamos una sucesión de lagos y rampas. Alguna de ellas, más empinada, nos obliga a decidir si ponemos las cuchillas. Estas, sujetas a las fijaciones, permiten ascender por nieve helada sin riesgo de resbalar.
Ya hace calor cuando nos agrupamos en al collado entre la Peña de Aragón y el Pico Cambales. Después de aparcar caóticamente los esquís subimos por un pedregal granítico a la cima de Cambales, de 2.965 m. Un magnífico sol nos permite digitalizar todo el paisaje. La irrupción de la electrónica añade otro detalle a cuidar: la previsión de carga de las baterías para cámaras, GPSs, emisoras, móviles, etc.
Con el Frondellas en frente, al que subiremos mañana, bajamos por una nieve todavía fría hasta el Collado de la Peyre de San Martin. Aquí la nieve pierde toda la calidad. Por suerte hemos conseguido llegar a él sin tener que remontar, pero para llegar al refugio de Respomuso deberemos remontar desde el ibón de Campo Plano.
Y a la llegada al refugio otra vez el mismo ritual. Pero con una diferencia: el sol baña una pequeña explanada limpia de nieve, que pronto se parece a una playa atestada de amantes del surf. A las siete, puntuales, estamos nosotros y la cena. Charlando hacemos hora por no ir a dormir antes de las nueve.
Arrancamos cuando amanece. Algunas nubes parecen tener mala pinta. Como la siguiente meta, el Pico de Frondella, está cerca pero bastante más alto, nos toca foquear por rampas fuertes. El deslizar monótono de las focas por la nieve nos evade a otros pensamientos, y se vuelve casi hipnótico cuando se le añade el tintineo de las cuchillas rozando el hielo. En el último tramo, más pendiente, cada uno apura con los esquís hasta donde puede. Antes de las diez, cuando llegamos al cordal que une las Frondellas, sólo quedan girones de niebla en las cimas, desde Vignemale hasta el Aspe. Dejamos ahí esquís y mochilas y nos paseamos, con cuidado, por la cresta hasta la cima más alta, a 3.071 m. Y más fotos. Otro detalle: hay muchas cámaras de fotos, pero siempre sujetas con algún cordinillo. No nos exponemos a que la cámara se vaya ella sola monte abajo a hacer fotos por su cuenta.
Tras un pequeño descanso nos cargamos otra vez los esquís en la mochila para descender un primer tramo escarpado en la cara oeste del pico. Muy despacio vamos llegando al inicio de una gran pala que acaba 800 m más abajo, y que tiene una pinta excelente. Por eso a pesar de sus dimensiones nos sabe a poco. Abandonamos esa rampa, que nos dejaría demasiado bajos, para entrar por un hombro en el barranco de Balaitús. Allí una de las participantes se descuida y tiene que forzar un giro en el aire. Eso es imposible y pasa rodando sobre unas rocas. Todavía enronada en nieve nos aclara que está bien. Pero uno de sus esquís ha quedado dañado, y eran nuevos! Por algo tenemos una premisa muy sencilla: siempre por lo blanco.
Algo más abajo sobre el Ibón alto de Arriel –completamente helado, como todos– ella toma la decisión de abandonar por una fácil salida hacía el valle de Aguas Limpias.
El resto continuamos un poco más. Nos queda lo peor: dos subidas no muy largas, con nieve muy húmeda, con mucho calor y ya algo cansados. Así pasamos por el collado del Palas, a 2500 m, bajamos por el refugio de Arremoulie hasta la cota 2100 y remontamos al collado de Arrious a 2260 m. Ya estamos en el valle de Soques. A los más tacaños con el peso no nos queda comida, y agua a casi nadie. Sin perder tiempo esquiamos hasta donde podemos, y de allí por un bosque en plena explosión primaveral llegamos en media hora al punto final, la cabaña de Soques. A las cuatro los taxis que habíamos contratado se llevan a los conductores a buscar los coches al Balneario. Y a las seis nos empezamos a recuperar cuando nos dan de comer en Escuer.
Todos coincidimos: ha sido una Alta Ruta muy bonita, pasando por collados, picos e ibones, con largas subidas y sabrosas bajadas. Pero lo que nos engancha a este oficio es toda esa cantidad de pequeños detalles que nos hacen disfrutar. Al menos a los más torpes. Esos otros, a los que nunca se les mojan las focas, nunca se quedan sin pilas, no se les cae nada rodando, no se cansan e incluso les sobra agua y alguna barrita, no saben lo que se pierden.

3 comentarios:

  1. los que no fuimos llevamos los dientes arrastro de tan grandes que nos los habéis puesto, nos acordamos mucho de vosotros este puente!!!! hasta la próxima, que ya quedan pocas.

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  2. El sábado coincidisteis en el refugio con el CAU, ¿sabéis cómo les fue? ¿consiguieron subir a balaitus o Frondellas?

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  3. por los comentarios que escuche en el refugio creo que el sábado subieron al Frondellas, el domingo lo subimos nosotros y había muchas huellas jeje.

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