
A Pepe ni se lo comenté, la vió en el aeropuerto y todavía recuerdo la cara que puso cuando se la enseñé, la verdad es que no le hizo mucha gracia el artilugio.
El proyecto no tenia muchas pretensiones y el reto consistía en subirla lo mas alto que mi nivel técnico de descenso me permitiera y bajar desde allí lo mas dignamente posible.
En sucesivos porteos la fui acarreando, mas bien arrastrando hasta la mitad del “Plateau” a unos 7100m. y descendí el dia de cumbre hasta la morrena mil metros mas abajo.
Alli cual ceremonia ya premeditada, desmonte la fijaciones y en la misma morrena la deje clavada poniéndola como punto culminante a un montón de piedras, buen final a una tabla que tan buenas sensaciones había sentido deslizándome sobre ella varias temporadas.
Ahora ando menos en snow, los nuevos esquís de travesía, ligeros, anchos, le hacen una dura competencia y estos últimos años la tengo algo olvidada.

No he dejado de observar con curiosidad la evolución de esta actividad y como de ser algo totalmente marginal en sus comienzos ha pasado a ser moneda de curso legal. Recuerdo como en Formigal al principio de los noventa se nos perseguía casi como a delincuentes, no dejándonos coger arrastres porque ¡descarrilábamos el cable!, destrozábamos la huella, molestábamos a los clientes.
En una ocasión se nos prohibió incluso movernos libremente por toda la estación, confiándonos en la zona del Furco, recuerdo como me mandaron a hacer puñetas cuando fui a un Sanchez de aquellos a decirle que me cobraran el “frorfait” en proporción a la parte la estación que podía usar…… y ahora ya veis la dimensión deportivo-turistico-consumista que ha tomado el asunto, bueno…… poderoso caballero es don dinero.
Inazio Enero,2012